¿Año nuevo?
Ahora que han pasado las fiestas, que casi han terminado las rebajas y que hemos tenido casi dos meses para olvidar o desechar nuestros propósitos de año nuevo, ¿quién de nosotr@s ha cambiado realmente algo de aquello que se proponía modificar? Mi experiencia (profesional y personal) me dice que los proyectos, los buenos propósitos y los deseos de cambio caen con frecuencia en el olvido, o en el “más adelante”, “no tengo tiempo”, “el mes que viene…”. Tampoco conseguimos, con mucha frecuencia, dejar atrás los viejos dolores, los hábitos antiguos, las formas en que veníamos comportándonos, sintiéndonos, viviendo…
Al hilo de estas reflexiones encontré el otro día un post en un blog que suelo leer. Lamentablemente, es en inglés, pero he decidido traducir la entrada original, ya que me parece que contiene una información muy interesante y muy valiosa.
¡Espero que lo disfrutes!
LIBERARSE DEL PASADO Y DESATASCARSE
Nota del Editor: Ésta es una contribución de Sam Russell
“Si estamos mirando en la dirección adecuada, todo lo que tenemos que hacer es continuar caminando” (Proverbio)
Hace un año que me tropecé con “Tiny Buddha”. En aquel tiempo yo me encontraba en un momento difícil emocional, mental y físicamente.
Sentía como si la vida no tuviera sentido y no hubiera nada en el mundo para mí: ni lugar, ni esperanza, ni oportunidades, ni alivio para el dolor y el cansancio crónicos, ni amor. Había tirado la toalla.
Pasaba los días contemplando las paredes y mi ordenador, tratando de encontrar algo que me hiciera sentir mejor (que me hiciera sentir algo), pero no aparecía.
Eso era lo que estaba sintiendo en definitiva: nada ni nadie aparecían para salvarme.
Después de ver un post en Twitter, encontré algunos posts sobre la felicidad. Allí aprendí que me estaba permitido divertirme y sentirme alegre.
Me enseñaron que no tenía que liberarme o aliviarme de una infancia que fue dolorosa y traumática, sino que podía vivir la vida que siempre había soñado, a pesar de haber sido una niña perdida, herida y solitaria. Podía vivir la vida que deseaba ahora, como adulta.
Cuanto más leía, más dejaba ir mi mentalidad de víctima. Había sufrido mucho maltrato psicológico y emocional cuando era niña, gran parte de él en secreto y no revelado hoy en día ni siquiera a mi familia, pero mientras me sumergía en la sabiduría de otras personas, pude abrir mi ser a ese pasado y reconciliarme con él.
Me ha llevado mucho tiempo hacer esto, y es algo que todavía sigo haciendo. Todos los días dejo ir algo y sigo adelante.
Poco después vi que podía escribir en el blog. Me llevó días decidirme a mandar ese mail, porque lo percibía como un gran riesgo, pero estaba decidida a salir ahí fuera, a mostrarme, con la esperanza de que alguien reconociera que el bien que yo sentía que había en mí estaba realmente ahí.
Este pequeño paso fue el principio del cambio.
En el último año he transformado completamente mi actitud. He trabajado duro para ser mejor persona, para abrirme a la alegría, la compasión y el perdón, y para reconstruir mi confianza e ir a por aquello que deseo.
Las cosas en mi vida siguen siendo inciertas y me dan miedo a veces, pero la diferencia entre ahora y entonces es que hace un año no estaba avanzando. Estaba anclada en un punto y mirando hacia atrás, al desastre que era mi vida.
Creo que tod@s hemos estado ahí: nos preocupamos tanto de las cosas que HAN PASADO que nos olvidamos de las que ESTÁN PASANDO AHORA.
Hacemos esto naturalmente de forma cotidiana cuando recontamos nuestro día a nuestra familia y amigos, sobre todo si hemos tenido un mal día en el trabajo o nos pilló un atasco.
No creo que haya nada de malo en este tipo de desahogo. El problema viene cuando no solamente olvidamos las cosas buenas que nos han ocurrido durante el día, sino que tampoco somos capaces de reconocer las cosas hermosas que nos están ocurriendo EN ESTE MOMENTO.
Yo casi nunca me daba cuenta de esas cosas. Estaba demasiado ocupada reviviendo momentos en los que me había sentido humillada, amenazada y aterrorizada, y preguntándome por qué me habían tenido que ocurrir a mí.
Dándome cuenta de que estaba viviendo en el pasado, decidí hacer una limpieza mental, espiritual y física. Me confronté con mis recuerdos dolorosos y decidí que no quería pasar más tiempo agonizando en ellos.
Pero primero necesitaba sentir el miedo, la rabia, el dolor, y empaparme de ellos.
Después necesité recordar la lección del perdón. Cuando acepté que todas las personas somos vulnerables y merecen compasión, pude finalmente perdonar a las personas que me hicieron daño. Y me perdoné a mí misma por haber creído que me lo merecía.
Esto significó para mí desarrollar algunos principios éticos espirituales:
Intento extender mi compasión a todos los seres vivos, de los profesores que me acosaron a las arañas que me asustan.
Intento reconocer cuándo necesito escuchar en lugar de hablar.
Cuando me levanto, pienso en todas las cosas por las que estoy agradecida y planeo tres cosas simples que hacer durante el día para mejorar mi vida y la de los que me rodean.
Intento controlar y liberar mi mal genio de forma segura y artística, en lugar de explotar y darme golpes de pecho.
Finalmente, intento por todos los medios no juzgar y, si lo hago, me abro a lo que esa persona debe de estar sintiendo en ese momento.
Estas cosas me han ayudado a ser más compasiva, calmada y abierta, y me ayudan a mantenerme así en la paciencia y en la consciencia.
Creo que tod@s necesitamos un plan para mantenernos en el presente y aprovechar el día.
Piénsalo: ¿Con qué frecuencia te olvidas de todo lo demás y te concentras en lo que está pasando AHORA? Yo creo (de hecho, sé) que prestar atención al ahora puede hacerte más feliz y ayudarte a revolver los problemas que parecían sin solución. ¿Cómo? Saca del foco de atención aquellas cosas por las que no puedes hacer nada, los momentos que ya han pasado.
Mi futuro no está para nada claro, pero ya no estoy asustada por nada de esto, sino entusiasmada. Cuando lo pienso, me asombro de haber estado atascada tanto tiempo reviviendo momentos inútiles, en lugar de dejarlo todo ir y aprender cosas nuevas e interesantes.
Así que mi promesa para este año es dejar de mirar hacia atrás y empezar a mirar hacia delante. Mis metas y sueños no están en mi pasado, sino en mí, aquí y ahora, y lo único que tengo que hacer es recogerlas y caminar con ellas para llegar al futuro que visualizo.
Esto es lo que tod@s nosotr@s tenemos que hacer: abrirnos a los cambios grandes y positivos empezando por cambiar nosotr@s primero.
Estoy preparada para los desafíos. Estoy preparada para dejar de remover y recrearme en las cosas malas que me ocurrieron en el pasado, para así poder crear cosas buenas para el futuro. No voy a hacer conjeturas sobre cómo serán. Mi camino está aquí en este momento, y lo que importa es que, finalmente, estoy mirando en la dirección adecuada.
¿Y tú?
Puedes leer el post original en http://tinybuddha.com/blog/releasing-the-past-and-getting-unstuck/
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